Queridos hermanos,
El pasado miércoles de Ceniza, iniciamos el tiempo de Cuaresma que nos prepara para celebrar los acontecimientos más importantes de la vida de Jesús: su pasión, muerte y resurrección. Acontecimientos que hicieron posible que nosotros alcanzáramos el perdón de los pecados, fuéramos liberados del poder del demonio, nos convirtiéramos en hijos de Dios y formáramos una gran familia, la Iglesia. Ese día escuchábamos el llamado apremiante de profeta Joel “Conviértanse a mí, de corazón; no rasguen sus vestiduras sino sus corazones, porque Dios es compasivo y misericordioso”. Y San Pablo nos exhortaba a aprovechar el momento presente “Este es día favorable; este es el día de la salvación”. Recibimos, además, la ceniza en nuestra frente y el sacerdote nos dijo “Conviértete y cree en el Evangelio”, con el propósito firme de iniciar este camino de santificación, que no por duro y extenuante puede rehuirse si se desea estar en comunión con Dios.
Tradicionalmente se ha llamado este tiempo de Cuaresma, tiempo de combate contra el demonio, el pecado y las tentaciones. Las lecturas de este domingo nos presentan el primer combate, ya que “Jesús fue conducido por el Espíritu para ser tentado por el demonio”. ¿Quién es el demonio? ¿Existe realmente el demonio? ¿Actúa en el mundo? ¿Cómo podemos enfrentarlo? ¿Podemos vencerlo?
Lamentablemente, muchas personas, incluso algunos que se llaman teólogos católicos, niegan la existencia y la actuación del demonio en nuestras vidas y en la sociedad. Sin embargo, la Sagrada Escritura, la palabra de Dios, habla de él desde el Génesis, que nos relata los inicios de la creación y del hombre, hasta el Apocalipsis, último libro revelado que nos narra las vicisitudes que tuvo experimentar la Iglesia naciente, y nos devela acontecimientos que sucederán en los últimos días, todo ello nos habla de su existencia e intervención en el mundo y particularmente en nuestra vida diaria.
El Catecismo de la Iglesia Católica dice que el demonio “es un ser personal, real y concreto de naturaleza espiritual e invisible, y que por su pecado se apartó de Dios para siempre”. El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios naturalmente buenos; pero ellos por sí mismos se hicieron malos. Jesucristo, con su muerte y resurrección, nos libró del poder del demonio trasladándonos del reino de las tinieblas al reino de su luz admirable. Desde la venida del Redentor el poder del Maligno ha sido mermado, y solo puede actuar en la persona, si ésta se lo permite. En varias ocasiones, la Palabra nos testimonia la victoria de Jesús y de los Apóstoles sobre el Maligno: “hasta los demonios se nos someten en tu nombre” –decían los discípulos a Jesús-; “veía yo a Satanás caer del cielo como un rayo” –declaró Jesús después que los discípulos comentaban con Jesús los éxitos de su misión-;“pasó haciendo el bien y librando a los oprimidos por el demonio”, “para esto ha venido el Hijo del Hombre para deshacer las obras del Diablo”, y antes de morir, el Señor declaró “ahora el príncipe de las tinieblas va a ser arrojado fuera”.
Leyendo detenidamente algunos episodios donde aparece la actuación de demonio (el relato del pecado original, las tentaciones de Jesús en el desierto y los diferentes exorcismos realizados por Jesús, entre otros) podemos sacar algunas características de este ser:
a.- Es el príncipe de la mentira y del engaño, ya que ofrece una felicidad que no pueda conceder. A Adán y Eva, le dijo que el Señor les había mandado que no comieran de todos los frutos de todos los arboles del jardín, siendo que sólo le prohibió comer del fruto de un árbol. Asimismo, le prometió que serían como dioses. Y a Jesús lo llevó a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: ""Te dará todo esto, si te postras y me adoras". Ofrece lo que no tiene, lo que en verdad le es imposible cumplir.
b.- Es un ser inteligente, que conoce muy bien la Sagrada Escritura –y la cita literalmente- y nos conoce muy bien. La Palabra dice: “La serpiente, que era el más astuto de los animales del campo que había creado el Señor Dios”. Y para intentar hacer caer a Cristo le refiere la Sagrada Escritura: “Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus Ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna".
c.- Es un gran comerciante, pues nos ofrece exactamente aquello que necesitamos, aprovecha nuestras carencias, debilidades, cuenta con nuestras ambiciones y ansías de poder. Jesús había estado en el desierto por 40 días y noches, en oración, y sin tomar ningún tipo de alimento. Era lógico, pues, que se sintiera débil, frágil, hambriento y sediento. Y el demonio lo sabía. Por eso, para alejarlo de su decisión de formar su espíritu y voluntad y estar plenamente sujeto a la voluntad del Padre, le dice a Jesús: "Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”.
d.- Busca enamorar y captar a hombres y mujeres para que siembren la cizaña, la semilla de la discordia, la división, el enfrentamiento entre hermanos, el odio, el rencor, el resentimiento. Busca destruir la paz entre los hombres. Creó el primer conflicto entre Dios y Adán y Eva, puesto que ellos se retiraron de la presencia de Dios, ya no sentían sus pasos en el paraíso terrenal como antes; y entre Adán y Eva quienes no aceptaban su responsabilidad y se echaban la culpa mutuamente.
Queridos hermanos, sabemos cómo nos lo recuerda categóricamente San Pablo que “la lucha que debemos librar hoy no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas.”. Ef. 6, 12.
El Papa Pablo VI, ante el número cada vez más creciente de fieles y sacerdotes que no seguían los mandatos del Señor, que no aceptaban las orientaciones del magisterio de la Iglesia, ante las presiones de grupos de poder que querían imponer su opinión, llegó a afirmar “tengo la sensación de que por algún resquicio ha entrado el humo de Satanás en la Iglesia”. Viendo los acontecimientos de estos días en nuestra querida Venezuela, podemos decir que el diablo, oscureciendo la mente de muchos y alimentando sus aspiraciones mezquinas, está haciendo estragos y destruyendo la convivencia social. Nos estamos matando los venezolanos, no hay diálogo, no hay respeto por la forma de pensar del hermano, hay todo tipo de agresión física y verbal, descrédito, mentiras y engaños. Existe un clima donde prospera la desunión y la maldad, señales y claves de que nos estamos alejando de la luminosidad del Señor y cayendo en las trampas y ofertas del maligno.
Oremos para no caer en la tentación, porque el demonio no descansa ni se cansa de presentarnos seducciones atractivas y a la postre dañinas. Su Santidad El Papa Francisco recordó una cita de León Bloy, un novelista de gran formación católica, quien dijo: “ El que no reza al Señor, reza al Diablo” , añadiendo el Papa: “Cuando no confesamos a Jesucristo, confesamos la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio”. No dialoguemos jamás con el tentador porque ineludiblemente caeremos en el pecado como Adán y Eva ; imitemos a Jesús que, con la Palabra de Dios, con ayuno y decisión, alejó de si al tentador; y, ante sus asechanzas, sus seducciones y adulaciones, recordemos la sugerencia del Apóstol San Pedro. “Resístanles firmes en la fe”. Oremos continuamente para que el Señor nos revista de esa coraza, “de toda la armadura de Dios, para que puedan estar firmes contra las asechanzas del diablo” . Ef. 6,11.
Ahora más que nunca abramos nuestros oídos y oigamos al Señor que nos dice: “no temas” “por qué se turba tu corazón, cree en Dios y cree también en mi” “yo he vencido al mundo”. El bien triunfará sobre el mal. “Sofoca el mal a fuerza del bien”.
No te dejes seducir por el demonio. No permitas que el desaliento, la amargura, la desesperanza, la frustración, reine en tu corazón. Comparto con ustedes esta fábula que nos ayudará a comprender lo que he dicho más arriba: Cierta vez corrió la voz de que el diablo se retiraba de los negocios y vendía sus herramientas al mejor postor. En la noche de la venta, estaban todas las herramientas dispuestas en forma que llamaran la atención, y por cierto era un lote siniestro: Odio, celos, envidia, malicia, engaño, placeres, excesos, ... además de todos los implementos del mal.
Pero un tanto apartado del resto, había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado muchísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos. Alguien le preguntó al diablo cuál era el nombre de la herramienta. "Desaliento", fue la respuesta. "¿Por qué su precio es tan alto?", le preguntaron. "Porque ese Instrumento -respondió el diablo- me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan y, una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja. Está muy gastado porque lo uso casi con todo el mundo y, como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él"... El precio de desaliento era tan, pero tan alto, que aún sigue siendo propiedad del diablo... El desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse. Nos desalentamos con la situación económica, con nuestro trabajo, con nuestra familia, con la necesidad de cambio, con los grupos de amigos, con el engaño, con la mentira, con el desamor... Debemos mantenemos alertas contra el desaliento. Si se presenta un tropezón o una caída no hay que entregarse. Después de cada día se empieza, otra vez, desde un punto más alto.
Le pedimos a Papa Dios “líbranos del mal”, “aparta de mí lo que me aparte de ti”. Arcángel San Miguel, “defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio” Que María Santísima, por su constante intercesión, nos ayude a salir victoriosos de este combate. Amén.
Obispo auxiliar de Maracaibo.
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