Con la presencia de 25 sacerdotes, se celebró la Misa de apertura de la 1ra tanda de retiros para el clero presidida por el Obispo auxiliar, Mons. Angel Francisco Caraballo, quien exhortó a los presbiteros a tomar consciencia de que para los clérigos si bien está estipulado que tienen el derecho de contar con los ejercicios espirituales, también es un deber del ministro de Dios ya que debe aprovechar los medios que la Iglesia le provee para su santificación. "Tenemos la obligación de ser santos y dar a conocer a Jesucristo", señaló el obispo auxiliar.
También manifestó que es ocasión de recordar su historia vocacional en el que no sólo Cristo les llamó, sino que también la Iglesia confirmó esa vocación otorgándoles la ordenación. Este será tiempo de renovar la gracia recibida, de la misma manera que un carbón parece estar apagado, y que al soplarle caen las cenizas y se reaviva el fuego. Que así se reavive el amor del Señor, desprendiendo las cenizas que impiden que se note el fuego de Dios.
Señaló que los sacerdotes son los preferidos del Señor porque son su prolongación en la historia. Que cuentan con la oración de Cristo. Hizo referencia a la oración que Jesús hizo por los suyos en Juan 17.
Citando al predicador y a San Juan de la Cruz, recordó la importancia del silencio para escuchar a Dios, así como de la confesión de la cual el sacerdote no solo es ministro sino también sujeto.
Así mismo hizo referencia a la homilía del Papa Francisco que el sábado pasado dirigió a un grupo de sacerdotes a los cuales llamó a que procuren que el centro de su vida sea Jesús, "porque la fuerza del sacerdote está en su relación con Él".
Citó a Pastores dabo vobis que señala que el sacerdote debe transparentar a Jesucristo. Terminó invocando el auxilio de Dios y la Virgen para poder alcanzar esa gracia.
También manifestó que es ocasión de recordar su historia vocacional en el que no sólo Cristo les llamó, sino que también la Iglesia confirmó esa vocación otorgándoles la ordenación. Este será tiempo de renovar la gracia recibida, de la misma manera que un carbón parece estar apagado, y que al soplarle caen las cenizas y se reaviva el fuego. Que así se reavive el amor del Señor, desprendiendo las cenizas que impiden que se note el fuego de Dios.
Señaló que los sacerdotes son los preferidos del Señor porque son su prolongación en la historia. Que cuentan con la oración de Cristo. Hizo referencia a la oración que Jesús hizo por los suyos en Juan 17.
Citando al predicador y a San Juan de la Cruz, recordó la importancia del silencio para escuchar a Dios, así como de la confesión de la cual el sacerdote no solo es ministro sino también sujeto.
Así mismo hizo referencia a la homilía del Papa Francisco que el sábado pasado dirigió a un grupo de sacerdotes a los cuales llamó a que procuren que el centro de su vida sea Jesús, "porque la fuerza del sacerdote está en su relación con Él".
Citó a Pastores dabo vobis que señala que el sacerdote debe transparentar a Jesucristo. Terminó invocando el auxilio de Dios y la Virgen para poder alcanzar esa gracia.
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